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Tal es la sancion de la ley natural, de la que ningu-
no puede sustraerse impunemente.
El hombre no cumple con haber dado el sér á
sus hijos sino que es preciso ademas el que, para
su felicidad, los eduque de manera que lleguen á ser
cooperadores de su dicha , y apoyos de su vejez: el
hombre necesita de la mujer para criar á sus hijos,
para darles su primer sustento , para enseñarlos á
pronuclar con labio balbuciente el dulce nombre de
Padre, y no conseguiría el fin que debe proponerse si,
semejante á los brutos, sólo tratase de satisfacer con
una mujer cualquiera las newidades de la natura-
leza. Todo le muestra que una mujer, con la que
se uniese solamente por el vínculo del placer, no le
tendria un firme apego, y podria igualmente entre-
garse á los deseos de los que la solicitasen para lo
mismo que él la quiere , y que arrastrada del delei-
te y la sensualidad no se encargarla del penoso
dado de criar á unos hijos, cuya suerte le interesaria
'poco ó nada. Por otra parte, laS mujeres abandona-
das al primero que las solicita, á en las cuales todos
tienen :iguales derechos, forzosamente han de causar
quejas, contiendas, rivalidades y desaflos funestos
á la tranquilidad pública.
Un sér intelijente, cauto y racional no debe usar
del amor como los brutos, los cuales en su propagacion
no buscan mas que satisfacer una necesidad momen-
tánea; su union solo dura mientras sus hijuelos lle-
gan á estado de vivir por sí mismos. Mas el hombre,
•ademas del placer que busca en el matrimonio, es-
tiende mas allá sus miras; quiere gozar esclusivanien-
te de las caricias de su mujer, no solamente porque
necesita del deleite, sino porque tarnbien necesita po-
seer una mujer con quien viva una vida sosegada y di-
cliosa„• sin contar con la satisfaccion de sus deseos amo-
rosos. Desea encontrar en su mujer una amiga cons-
tante.
MORAL UNIVERSAL.
PS: fund jave te mbare motra dhe vellezer shqiptare.
Tungi.